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El hambre agudiza la creatividad, dicen. Una de mis profesoras de la carrera, Dolores, en su clase de Redacción/Creatividad Publicitaria nos hacía escribir sobre temas que desconocíamos, con límites de palabras absurdos y haciendo varios borradores en poco tiempo. Y como en tantos otros aspectos en la vida, a hostias aprendes más y mejor. Profesora de vieja escuela. Por desgracia cada vez se ven menos profesoras como ella.

Con acceso a megaorquestas y superprogramas de audio, grabaciones en DTS o PCM lineal, ciclos creativos de un año para desarrollar su obra y demás pamplinas, los compositores de música en los videojuegos tienen ahora medios y presupuestos comparables a los de superproducciones de Hollywood.

Pero luego a nadie le importa una mierda, porque con tanto artificio la composición de melodías pegadizas pasa a un octavo plano. Llevamos cuatro años en esta generación de consolas y puedo contar con los dedos de un pie el número de bandas sonoras que, sin considerar la producción -muy buena en casi todos los casos, hasta en los peores juegos-, han dado temas musicales simples y memorables.

Un pequeño caso de estudio:

El tema principal de Gears of War, a pesar de oler a Predator por todas partes, tiene cinco notas. Y ese tema es repetido y reiterado a lo largo de toda la banda sonora, de la manera en la que se tiene que usar un tema. Por eso lo llaman tema, me atrevería a decir -desde mis limitados conocimientos musicales-. Muy a mi pesar, ese tema y ese estilo entre épico e industrial de la banda sonora desapareció en la segunda parte para dar paso a algo mucho más genéricorquestal.

Lejos quedan los días en los que con un canal de ruido (pj CH pj CH pj CH CH CH) y cuatro canales de onda (tu ti ti tu ti ti tu ti TI tu TI ti tu TI ti tu) un puñado de músicos/informáticos amateurs hacían poco menos que milagros. El crípticonomatopéyico título de este artículo es mi interpretación mental de una de esas cancioncitas. En el infame -por su dificultad- juego Battletoads, que NO fue inspirado por la popularidad de las Tortugas Ninja, había música cuando ponías pausa. ¡Qué gran idea! Pones pausa para ir a mear y la televisión del salón avisará a toda la familia de que vas a volver con un PHAT BEAT digno del mejor Nigga With Attitude. ¡Ah, la añoranza de antaño!

No sé vosotros. Yo no me quito ese ritmo de la cabeza.

PD:

Voy a ponérselo fácil a aquellos que deseen cagarse en mi gusto musical. Mi banda sonora preferida de toda la historia de los videojuegos es la de esta serie.

Los dos primeros especialmente, Katamari Damacy y We ♥ Katamari. Jazz, rock, folk, electrónica, a capella y hasta hip fucking hop se juntan en un cojonudo y colorido cocktail ecléctico. El grueso de la banda sonora de este juego lo podéis escuchar en ESTE LINK.

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