¡Tengan cuidado con el espacio entre coche y andén!

El metro y yo tenemos una relación complicada.
Lunes por la mañana en la línea 3 del Metro de Madrid.
Jean Jack Gibson de SNATCHER. (Sega CD/Mega CD, MSX2, PC Engine, PSX, Saturn, NEC PC-8801)

El metro y yo tenemos una relación complicada.
Lunes por la mañana en la línea 3 del Metro de Madrid.
Jean Jack Gibson de SNATCHER. (Sega CD/Mega CD, MSX2, PC Engine, PSX, Saturn, NEC PC-8801)
En realidad las pantallas funcionan de otra manera, pero qué coño, eso hace que YMCK sea un grupo mucho más meta si cabe.
YMCK es una banda japonesa de chiptune, un género musical del que hablaré en profundidad otro día pero que en esencia consiste en crear música usando o basándose en los sintetizadores de sonido de videoconsolas y microordenadores antiguos. Y Nintendo, que con una mano da y con la otra quita, ha soltado un hueso para los nostálgicos.
PiCOPiCT es un juego descargable de DSiWare. Como casi todos los puzzles de consola, tira un poco de Tetris y también de Quarth -que ya tiene unos años- y de Picross -este último tiene una muy buena versión en DS-. Cinco euritos de nada por un pequeño juego, pero lo que más me llamó la atención fue que los remixes de las canciones del juego estaban hechos por YMCK. ¡Notición!
En el supuesto de que haya algún aficionado a juegos de NES como Super Mario Bros, The Legend of Zelda o Excitebike, dejo por aquí la banda sonora del juego. YMCK suele usar elementos de jazz en composiciones de chiptune, así que ¡disfrutad ahora que es gratis! Por lo que a mí respecta, he pasado demasiadas horas este fin de semana sacando monedas en el jueguecito para desbloquear tonterías.
Luego me llamáis weeaboo, wapanese o japofag todo lo que os apetezca.
El hambre agudiza la creatividad, dicen. Una de mis profesoras de la carrera, Dolores, en su clase de Redacción/Creatividad Publicitaria nos hacía escribir sobre temas que desconocíamos, con límites de palabras absurdos y haciendo varios borradores en poco tiempo. Y como en tantos otros aspectos en la vida, a hostias aprendes más y mejor. Profesora de vieja escuela. Por desgracia cada vez se ven menos profesoras como ella.
Con acceso a megaorquestas y superprogramas de audio, grabaciones en DTS o PCM lineal, ciclos creativos de un año para desarrollar su obra y demás pamplinas, los compositores de música en los videojuegos tienen ahora medios y presupuestos comparables a los de superproducciones de Hollywood.
Pero luego a nadie le importa una mierda, porque con tanto artificio la composición de melodías pegadizas pasa a un octavo plano. Llevamos cuatro años en esta generación de consolas y puedo contar con los dedos de un pie el número de bandas sonoras que, sin considerar la producción -muy buena en casi todos los casos, hasta en los peores juegos-, han dado temas musicales simples y memorables.
Un pequeño caso de estudio:
El tema principal de Gears of War, a pesar de oler a Predator por todas partes, tiene cinco notas. Y ese tema es repetido y reiterado a lo largo de toda la banda sonora, de la manera en la que se tiene que usar un tema. Por eso lo llaman tema, me atrevería a decir -desde mis limitados conocimientos musicales-. Muy a mi pesar, ese tema y ese estilo entre épico e industrial de la banda sonora desapareció en la segunda parte para dar paso a algo mucho más genéricorquestal.
Lejos quedan los días en los que con un canal de ruido (pj CH pj CH pj CH CH CH) y cuatro canales de onda (tu ti ti tu ti ti tu ti TI tu TI ti tu TI ti tu) un puñado de músicos/informáticos amateurs hacían poco menos que milagros. El crípticonomatopéyico título de este artículo es mi interpretación mental de una de esas cancioncitas. En el infame -por su dificultad- juego Battletoads, que NO fue inspirado por la popularidad de las Tortugas Ninja, había música cuando ponías pausa. ¡Qué gran idea! Pones pausa para ir a mear y la televisión del salón avisará a toda la familia de que vas a volver con un PHAT BEAT digno del mejor Nigga With Attitude. ¡Ah, la añoranza de antaño!
No sé vosotros. Yo no me quito ese ritmo de la cabeza.
PD:
Voy a ponérselo fácil a aquellos que deseen cagarse en mi gusto musical. Mi banda sonora preferida de toda la historia de los videojuegos es la de esta serie.
Los dos primeros especialmente, Katamari Damacy y We ♥ Katamari. Jazz, rock, folk, electrónica, a capella y hasta hip fucking hop se juntan en un cojonudo y colorido cocktail ecléctico. El grueso de la banda sonora de este juego lo podéis escuchar en ESTE LINK.
Tras una semana de mudanzas y otras obligaciones, por fin hallo paz. Y entonces suceden las conferencias del E3. ¡El mundo no me quiere dar un respiro!
Microsoft, Nintendo y Sony presentando un puñado de juegos interesantes, un par de juegos interesantes y un puñado de cosas no demasiado interesantes (respectivamente). Casi es inevitable pensar que Sony no tiene nada nada claro el rumbo de su estrategia comercial. Ya no están interesados en el UMD, tampoco ofrecen mejoras significativas en la conectividad online para dar un servicio igual o mejor que Xbox Live y su versión del control de movimiento termina estando entre la idea de Wii Motionplus y de Xbox Natal. Ni lo bueno de uno ni lo bueno de otro. Y tampoco bajan el precio, supongo que porque habría seppukus en masa en las reuniones de accionistas si Sony Entertainment perdiera más dinero del que ya pierde.
No deja de ser curioso. Viniendo de crear la consola que hizo que los videojuegos dejaran de ser juguetes para críos a ojos del público general y de continuar con la máquina que más éxito ha tenido mundialmente en su historia (aunque hay por ahí otra que está pisándole los talones), es una verdadera lástima que su tercer asalto con las consolas domésticas -me tomo la libertad de no contar el MSX- esté siendo tan jodido y problemático. Aunque viendo cómo empezaron la generación, tener problemas es la consecuencia de llegar tarde, mal y tocando las pelotas de medio planeta.
Este año le ha tocado a Microsoft y a su tirando a polémico Kudo Tsunoda ser carne de cañón internetera intentando demostrarnos qué aspecto tiene la suela de un MiiToo/Avatar.
BAM, there it is.